miércoles, 24 de junio de 2009

Match La Plata: "La improvisación es el salto al vacío"


Cada viernes, el grupo de improvisación conformado por 17 actores se presenta en una sala platense para revivir un formato escénico que nació en Canadá hace más de tres décadas. Se trata de “matchs” o desafíos entre dos grupos de actores, donde la única regla es tener las dosis justas de imaginación y resolución. Mezcla de deporte y teatro, su espectáculo es disfrutado cada semana por más de 250 espectadores.

Por Carolina Sánchez Iturbe
Fotografía de Daniel Ayala (http://www.flickr.com/danpeople)

La Plata, junio 23 (Agencia NAN-2009).- “Somos los improvisadores, que con sangre batalla libramos. El deporte, teatro, jugamos para el pueblo poder alegrar”. Trece hombres y mujeres cantan sobre el escenario, mientras sostienen el puño cerrado sobre su pecho. A su izquierda, un presentador que minutos antes hizo un monólogo al mejor estilo stand uplos observa. Segundos después, los jugadores se distribuyen a los costados del escenario de acuerdo al color de su remera. Una mujer disfrazada de árbitro avanza y anuncia cuál será la primera improvisación de la noche. Cada equipo se reúne y en 20 segundos define cómo interpretará en 3 minutos el acto que fue sorteado. Pura imaginación.
Juan Pablo Pereira, uno de los mentores del “Match La Plata”, jura que eligió la improvisación porque en teatro “es lo más puro que hay, es el salto al vacío”. Federico Marotta, su compañero en la dirección del grupo, celebra esta idea con un gesto de complicidad. Él ya había participado de un espectáculo similar y, a pesar de haber emprendido otros proyectos, no pudo evitar retomar en 2008 esa vorágine que la creación en escena le proponía.
El Match LP improvisa todos los viernes en una sala que es perfecta para la ocasión, una especie de Café Concert en el que el público puede relajarse y, entre cervezas, convertirse en parte del espectáculo. En cada show la gente cumple un rol fundamental: es la responsable de decidir cuál de los dos equipos de actores celebrará el triunfo del partido.
“El verde, el verde”, corea una mujer con dos amigas, mientras sostiene en alto el programa de la obra. De esa manera, vota a los gritos y al final de cada improvisación por el equipo que considera mejor. La descripción le resulta entretenida a Pereira, que asegura que en algunos partidos la gente asume el “rol de hincha” más que en otros. Es que el público es parte de lo que sucede sobre el escenario no solamente durante las votaciones, que implican la “ruptura de la cuarta pared desde el arbitraje”. “Hay una cosa de perspicacia, que se mantiene dentro del nivel de sutileza” y que permite a los actores brindar pequeños guiños a los espectadores del show.
El sentido deportivo del Match de improvisación viene desde su génesis. “El formato”, como lo denominan Marotta y Pereira, no es una invención argentina sino que nació en Canadá a fines de los 70s. “Los creadores notaron que la gente iba mucho a ver hockey y después al teatro, entonces armaron un espectáculo que tenía que ver con las dos cosas. Nuestra visión está más relacionada con el fútbol, que tiene esa cuestión de cancha”, explica Federico.
Lo cierto es que 250 personas se acercan cada semana hasta El Teatro de La Plata para presenciar el Match, todo un record para un grupo teatral independiente. Juan Pablo está convencido de que la convocatoria encuentra su explicación en “la sorpresa constante”. Es que las características mismas de la improvisación impiden la serialidad repetitiva de la obra y “a la gente le seduce mucho la idea de la impronta”.
Esa creación en escena no sólo es atractiva para los asistentes. Según Pereira, para un “actor al que le gusta la adrenalina es el espectáculo ideal”. Sin embargo, esa característica propone una mayor complejidad en la coordinación de los actores. “Si hay un error en una línea, la respuesta está en la línea. En cambio cuando una improvisación no resulta los parámetros a analizar son muchos. Además de la interpretación y las formas, toda esa cuestión de la relación con el otro está muy presente”, explica Marotta, mientras su compañero lo observa con atención.
Federico asegura que, a diferencia de una “obra de teatro tradicional”, el match se alimenta de los espectáculos en vivo donde “la profundidad se va dando con las horas de vuelo. A una obra guionada hay que revivirla cada tanto porque se empieza a lavar con el transcurso de las funciones. Acá pasa todo lo contrario, mientras más horas de vuelo tenemos, más códigos hay entre nosotros”.
Para que esos códigos se afiancen en un staff de 17 personas es necesario que todos los martes se ensaye o, como señala Federico, “se entrene”. “Como con cualquier actividad, se necesita un entrenamiento para automatizar las técnicas básicas y poder improvisar”, dice Marotta. Federico considera que ese entrenamiento no sólo es fundamental para profundizar en técnicas actorales, sino y sobre todo, para conocerse con los demás integrantes del grupo: “Uno no anda desnudo en cualquier lado, entonces éste es un lugar para aprender a sentirse cómodo. Nadie se expone así porque sí”.
Ese reconocimiento del otro es el que posibilita que los actores se sientan parte de un gran grupo. Juan Pablo asegura con orgullo que en eso se apoyan las improvisaciones porque “cuando faltan motores en un partido, alguno pone el cuerpo y zafa la situación por más que el voto no sea para él. Hay una cuestión competitiva, pero el show siempre es nuestra prioridad”.
Para impregnar las diez improvisaciones que se suceden cada noche, los actores apelan a un recurso fundamental: el humor. Aunque el público se acerque en búsqueda de la risa, Pereira asegura que una presentación es mejor cuando no existen huecos dramáticos, de acción o de vínculos. “No utilizamos el risómetro, no creemos que una función es buena porque la gente se ría más”. Luego explica que eso se debe a que “cuando las improvisaciones son creativas, el humor sale naturalmente”. Finalmente, el actor jura convencido que eligen el humor porque es el medio ideal para conectarse con los demás, “lo que hace que no sea un objetivo, pero sí una elección”.

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