miércoles, 23 de enero de 2013

Y seré la misma, pero he viajado / parte 2 (*)


El 2012 fue distinto. Completamente distinto.
Un casamiento. Nuestro casamiento.
El universo de la organización del "sí, acepto" es enorme y, por momentos, increíblemente absurdo. Mejor decidir no enloquecer, no dejarse arrastrar por la correntada de flores, manteles y rituales impensados que algunos juran ineludibles.
Casarse es otra cosa. Casarse es elegirlo, es elegirme con él y sus besos, y sus brazos y sus sonrisas continuas.
Un tobogán de emociones. Una tras otra.
Amigos que no esconden su alegría, que están ahí, abrazando como siempre.
Un padre, mi padre, hace honor a la costumbre exhibiendo la inmensidad de su alma que abraza, aunque para ello no utilice sus extremidades. Acompaña, se emociona y vuelve a acompañar.
El día pasa rápido. Estamos felices. Seguimos felices.
Un impasse y una luna de miel. Nuevos olores, colores y suelos son recorridos. Todo es novedad y no hay mejor plan que sentarse a su lado a mirar.
El 2012 fue distinto. No hubo palabras suficientes y, en esos casos, siempre es mejor el silencio. Por lo menos, hasta que las palabras sirvan de nuevo.
Otra vez, estoy desnuda y no puedo imaginar un mejor final. Tampoco un mejor principio.
 

(*) parte de “SeresTar” de Monoaural.


Y sí seguís explorando? (si total, no nos vamos a dormir...)

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