Hace no más de dos años, cuatro fotógrafas se reunieron para, sin querer, convertirse en una gran artista. Trabajando a la par y entregando sus obras --y consecuentes firmas-- al colectivo que crearon, Florencia Del Gesso, Muriel Lamarque, Licia Musacchio y Daniela Neila creen que el poder de síntesis es lo que realmente importa.
Por Carolina Sánchez Iturbe
Fotografías de The Dark Flack (www.thedarkflack.com)
La Plata, julio 6 (Agencia NAN-2011).- Una mujer camina en el desierto y sostiene cinco globos rojos. Sus pisadas son evidentes, pero el trayecto que queda por delante es uno de esos misterios indescifrables, imposibles de resolver. A su alrededor la nada se desvanece mientras que otras chicas, sus pares, son intervenidas por el color, continuando ese relato que, hasta ese momento, era puro suspenso. Entonces, con la unión de sus partes, la historia se completa. Como esas féminas retratadas, Florencia Del Gesso, Muriel Lamarque, Licia Musacchio y Daniela Neila forman una única mujer capaz de nutrirse de sus detalles individuales para, así, narrar grandes historias. Una muñeca rusa las reúne, las engloba y, lejos de encerrarlas en su interior, logra impulsarlas.
Todo empezó en 2009, cuando Neila convocó a las demás fotógrafas para un evento. Poco después, el hallazgo de nuevas posibilidades creativas las atrajo hacia la formación de Una muñeca rusa, el colectivo que hoy las encuentra unidas en el desarrollo de imágenes, exposiciones y planes. “La idea de Daniela era colgar fotos de autores que, para ella, tenían un hilo conductor en común. Entonces hicimos la primera muestra, que se llamó Versiones. Y como el resultado fue lindo y había onda y ganas, surgió la idea de seguir trabajando”, rememora Musacchio.
Poco después, Daniela ahonda y explica cómo evolucionó el proyecto que tiempo atrás ideó junto a sus compañeras hasta, incluso, hoy conseguir deshacer las individualidades: “Ahora hay amigos que no logran distinguir quién es el autor de cada foto. Ya no identificamos los trabajos con nuestros nombres, pasan a ser identitarios del grupo”. Así, el resultado consiste en obras que abordan temáticas y estéticas que recorren un mismo camino y que pertenecen a todas las muñecas y a ninguna al mismo tiempo.
Por ello, no es casual que el concepto con el que distinguen a la producción que elaboran juntas rememore a las bondades de las matrioskas: “Cuando pensamos en un nombre para el grupo, la idea partió de las partes de un todo y de lo que queríamos proyectar: el trabajo de adentro hacia afuera. Entonces, se nos ocurrió que la imagen de la muñeca rusa se adaptaba a lo que buscábamos porque ella engloba a en una sola muñeca a muchas otras”, explica Licia para luego aclarar que, finalmente, la identidad del colectivo terminó de verse reflejada cuando Dimas Melfi, un dibujante catamarqueño, le creó un logo y una tipografía propia.
Más allá de los inicios, Del Gesso, Lamarque, Musacchio y Neila juran que el trabajo de las muñecas les permite aprender y avanzar con sólo mirar a sus compañeras. Es que lo cierto es que todas ellas, por sí solas, tienen un fuerte desempeño en el mundo de la fotografía artística de La Plata. Así, en su caso, la suma de las partes alteran el producto, consiguiendo obras en las que lo que parece primar es la delicadeza, aunque, según declaran, no una visión de la femineidad. “Tranquilamente, podría haber un varón en el grupo y funcionar. No me parece que la nuestra sea una fotografía femenina o de género. Por ahí, justo coincide que somos chicas y es más fácil ver el lado femenino así. Sin embargo, los temas que abordamos surgen de las charlas que mantenemos. Se trata de una inquietud que alguna tiene y que sirve como disparador. Luego, en el transcurso del trabajo, la temática va mutando: arrancamos por un concepto, una palabra, que después va cambiando con las diferentes visiones que tenemos sobre él. Amén de esos pensamientos distintos que tiene cada una, el resultado comparte un único hilo conductor”, asegura Licia.
De ese modo, la producción de Una muñeca rusa se sustenta en una gran sucesión de reuniones en las que se analizan los avances individuales sobre un mismo concepto y, de igual manera, se realiza lo que Muriel define como un “trabajo de curaduría” que les permite reformularse y unificarse. De ese modo, en alguna oportunidad ese trayecto de meses resultó en la exhibición de una sola fotografía capaz de englobar la labor desarrollada por las cuatro chicas. “Todo tiene su razón de ser. Está bueno dejar algo librado a la imaginación de quien mira. Si el tema se resuelve en una foto, entonces ya está. Cuando me preguntan ‘¿Por qué tan pocas?’, yo podría responder ‘¿Por qué exponer más?”’, sostiene convencida Musacchio.
Con el transcurso de estos dos años, el colectivo logró una síntesis capaz de apostar a esa identidad propia que consiguieron construir y además avanzó hacia un terreno en el que la presentación de sus obras no se limita a sólo colgar imágenes fotográficas sino que también incluyen instalaciones a gran escala, en las que los espacios de muestra se ven intervenidos por Una muñeca rusa. De esa manera, recientemente inauguraron en El Solar su última exposición, “Escondites”, en la que el local de venta de marcos para cuadros terminó completamente empapelado. “Lo de las instalaciones fue una inquietud que se fue dando en la última etapa porque cuando empezamos era foto contra la pared. Cada vez nos vamos animando a más cosas”, resume Lamarque, dando paso a que Neila desarrolle cuáles son las intenciones del grupo: “Buscamos que haya un diálogo entre la obra y el lugar”.
Y como si el desarrollo de las instalaciones fuese poco, Del Gesso, Lamarque, Musacchio y Neila actualmente también construyen el Almacén de Arte Efímera --una suerte de biblioteca de arte contemporáneo que funcionará como una extensión de La Alborada y reunirá piezas únicas, libros de autor y soportes digitales-- a la par que planean el establecimiento de su propio laboratorio fotográfico, un lugar en el cual sea posible dictar talleres y brindar un servicio a colegas, sueño para el cual decidieron valorizar sus obras y, consecuentemente, ponerlas a la venta.
Abocadas al desarrollo de sus proyectos en conjunto, las cuatro fotógrafas no esperan a descolgar la exposición que montaron en El Solar para idear una nueva muestra. Por el contrario, ahora preparan su próxima exhibición, en la que llevarán al hostel Vendrás alguna vez una resignificación de una de las obras que presentaron durante el año pasado, “Rouge”, esa producción en la que una mujer carga en el desierto un quinteto de globos rojos, mientras a su alrededor la nada se desvanece cuando otras chicas, sus pares, son intervenidas por el color. Y, entonces sí, la muñeca rusa se desarma y presenta por fin a todas las muñecas que esconde, ésas muchachas capaces de contar un gran único relato.
* “Rouge” se inaugurará el viernes 15 de julio en Vendrás alguna vez, 2 nº 1029 entre 53 y 54, La Plata. Actualmente, se puede visitar “Escondites” en El Solar, 10 nº 380 entre 48 y 49, La Plata.
Blog: http://unamuniecarusa.blogspot.com
Agencia NAN (www.agencianan.com.ar)
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