El cine Cervantes fue sede del rock en todas sus expresiones: bandas locales y filmes de música pasaron por esa sala, ubicada en 51 entre 11 y 12. Fue el lugar del under más destacado de los ’70 y los ’80, cuando La Plata todavía no era la ciudad de los escenarios.
Por Ana Clara Bórmida y Carolina Sánchez Iturbe
La Plata no siempre fue la ciudad de los escenarios. Antes, cuando no existían los bares en los que las bandas ofrecieran recitales de jueves a domingo, los rockeros no tenían muchas opciones: la música en vivo se veía sólo en clubes de barrio, donde el sonido no era la vedette, en el Teatro Ópera, que estaba destinado a las grandes bandas de Capital Federal, y en el Cine Cervantes.
“En el Cervantes tocaban bandas de acá. Ahí todo era más under, inclusive las películas que proyectaban. Por ejemplo, los filmes buenos iban al San Martín y al cine Rocha y en el Cervantes era donde pasaban La canción es la misma de Led Zeppelin, Woodstock, Rock hasta que salga el sol; todas películas más rockeritas. Inclusive, cuando se pasaba cine más tradicional, no era del que estaba dentro del circuito comercial, era de segunda línea”, rememora Jorge Vimercati.
Más allá de que hubiera o no espectáculos, el Cervantes era una salida de fin de semana para los jóvenes de los incipientes ‘80. Así, los sábados por la madrugada ése era un lugar de encuentro, en el que la gente se juntaba a mirar filmaciones de rock: “Era como ir a un recital. Ibas al cine y te quedabas desde las 12 hasta las 5 de la mañana mirando películas. Encima, en esa época no había MTV, entonces la única posibilidad de ver a AC/DC, por ejemplo, era de esa manera. Además, estaba bueno que el que proyectaba a veces se copaba, y si estaban anunciados dos filmes, cuando terminaba de pasarlos, la gente le gritaba y ponía uno más”.
El cine Cervantes estaba en la calle 51 entre 11 y 12, justo enfrente de la Municipalidad y al lado de un negocio dedicado a la venta de libros religiosos. En su interior, había dos filas de butacas de madera frente a las cuales se ubicaba el escenario, que sólo era visible cuando había recitales y que, en los momentos en los que se proyectaban películas, estaba cubierto por una pantalla gigante. “Siempre íbamos con algún amiguito mayor porque si eras menor de edad, no te dejaban entrar. Igual, dependía de quién estuviera en la puerta. Había un chabón que nos dejaba entrar, pero nos decía que nos quedemos atrás”, relata Vimercati.
No cualquier músico podía tocar en el Cervantes. Ése era un lugar reservado para las bandas más convocantes de la escena under. Así, por ese escenario pasaron Farenheit, de la que formaba parte Richard Baldoni y Gonzalo Romero, Ultravioleta, AYZ, Carey, Tarot, Diseños y Viejos, Sucios y Feos. “Por ahí, esas eran las bandas más grosas que sonaban en ese momento en la ciudad y podían darse el lujo de hacer un Cervantes y llenarlo. También lo llenaban porque, como no había muchos espacios, iba todo el rockeraje de la época”, dice el fotógrafo y músico platense.
Jorge Vimercati se acuerda que en los ’80 tocó ahí con Diseños: “Fue un recital muy bueno porque ése era el único lugar lindo para que tocara una banda; era otra cosa, era más profesional todo. Además, en el Cervantes tenías que lucirte porque sabías que te iban a escuchar y a ver bien”.
En los ’90, con la llegada de las cadenas internacionales de cines, el Cervantes cerró sus puertas como la mayoría de las salas de barrio. Más tarde, se convirtió en sede de la Universidad Católica. De este modo, las películas de rock quedaron huérfanas, aunque las bandas no, gracias a la aparición masiva de bares cuando La Plata empezó a transformarse en la ciudad de los escenarios.
(siempre es mejor la versión en papel)
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