Con incluso una canción de Estelares que lo rememora, El Tinto Bar, homenaje sudaca al Whisky A Go Go, es uno de los bares míticos de la escena local. Damián García Toro, uno de sus más acérrimos clientes, recuerda cómo eran las noches en esa esquina de 49 y 10.
Por Ana Clara Bórmida y Carolina Sánchez Iturbe
Foto gentileza de Míster América
Como si se tratase de una premonición, los dueños de El Tinto A Go Go eligieron ese nombre en honor al mítico Whisky A Go Go de Los Ángeles. Poco tiempo después, el bar platense se convirtió en parada obligada de todo aquel que quisiese ser rockero. “Músico que no pasaba por El Tinto no existía”, jura Damián García Toro, uno de los clientes vitalicios del lugar, mientras intenta reconstruir las noches de gloria de aquel reducto de 49 y 10.
“Era el paraíso de los rockeros”, asegura el hombre de melena para luego precisar que, en una época en la que la escena rocker era aún incipiente, El Tinto fue el caldo de cultivo para toda la gente que se movía en ese circuito: “Hoy no hay un boliche que tenga la movida que tenía ese lugar, que permitió que toda una generación vinculada al rock platense haya tenido un espacio en común no sólo para ver bandas, sino para intercambiar experiencias entre ingenieros de sonido, músicos, artistas plásticos y demás”.
El Tinto empezó a funcionar a principios de los ’90. Mientras en el mundo bandas como Guns n’ Roses y Mötley Crüe alcanzaban la fama, en La Plata se experimentaba un destape cultural en el que “ser rockero era lo más”, según sostiene el creador de Condición Extraños. Así, de a poco se fue construyendo el perfil del bar que durante casi 10 años sería el terreno elegido por quienes disfrutaban del sonido de las guitarras distorsionadas.
En esos días iniciáticos, el boliche que se encontraba en un primer piso no estaba pensado como escenario para los músicos locales. “Era un reducto rockero en el que de a poco empezaron a tocar bandas. En un principio, se presentaban cada tanto porque no había espacio específico, se corrían las mesas dejando una zona para los instrumentos”, dice Damián para luego rememorar el recital de Los Brujos que presenció en El Tinto.
Años después, cuando El Tinto se consolidó como un boliche rocker, fue sede de bandas como Estelares, Sergio Pángaro y Baccarat, Míster América, 40 Escalones, en la que tocaba Claudio Birene (actual guitarrista de La Valvular), Demonio de Tazmania y El Ojo del Zar, entre muchas otras. Incluso, Manuel Moretti perpetúa a este bar en la letra de “Aire”: Te busqué pues cada vez que te encontré y en tus ojos no vi brillos como aquellos del show en el Tinto bar, cuando me viste cantar.
El Tinto, recuerda Damián, era un lugar ideal porque ahí no sólo podía tomar algo con amigos, sino que también tenía la posibilidad de elegir los discos que sonarían a lo largo de la noche. Eso sí, ese privilegio solamente funcionaba de lunes a viernes, ya que los sábados el dueño de la musicalización era Rudie Martínez. “En muchos casos, nosotros, rockeros ortodoxos, generábamos actos de violencia y empezábamos a los gritos de poné Rock and roll, pero el señorito quería poner música tecno”, describe García Toro entre risas.
A diferencia de lo que habitualmente sucede, en aquellos tiempos Damián sabía que ese bar sería recordado como uno de los tantos mitos de la ciudad: “Era un boliche 100% rockero que se convirtió en una especie de cofradía. Yo tuve la suerte de haber estado en el lugar justo, en el momento indicado”. Quizás es por ello que García Toro asegura que todo aquel que frecuentó El Tinto tiene alguna anécdota divertida para contar.
A principios del nuevo milenio, el boliche de 49 y 10 cerró sus puertas. Sin embargo, ni los dueños del bar, ni Damián García Toro se equivocaron en sus premoniciones: El Tinto se convirtió en un capítulo obligatorio de la historia del rock platense.
“Era el paraíso de los rockeros”, asegura el hombre de melena para luego precisar que, en una época en la que la escena rocker era aún incipiente, El Tinto fue el caldo de cultivo para toda la gente que se movía en ese circuito: “Hoy no hay un boliche que tenga la movida que tenía ese lugar, que permitió que toda una generación vinculada al rock platense haya tenido un espacio en común no sólo para ver bandas, sino para intercambiar experiencias entre ingenieros de sonido, músicos, artistas plásticos y demás”.
El Tinto empezó a funcionar a principios de los ’90. Mientras en el mundo bandas como Guns n’ Roses y Mötley Crüe alcanzaban la fama, en La Plata se experimentaba un destape cultural en el que “ser rockero era lo más”, según sostiene el creador de Condición Extraños. Así, de a poco se fue construyendo el perfil del bar que durante casi 10 años sería el terreno elegido por quienes disfrutaban del sonido de las guitarras distorsionadas.
En esos días iniciáticos, el boliche que se encontraba en un primer piso no estaba pensado como escenario para los músicos locales. “Era un reducto rockero en el que de a poco empezaron a tocar bandas. En un principio, se presentaban cada tanto porque no había espacio específico, se corrían las mesas dejando una zona para los instrumentos”, dice Damián para luego rememorar el recital de Los Brujos que presenció en El Tinto.
Años después, cuando El Tinto se consolidó como un boliche rocker, fue sede de bandas como Estelares, Sergio Pángaro y Baccarat, Míster América, 40 Escalones, en la que tocaba Claudio Birene (actual guitarrista de La Valvular), Demonio de Tazmania y El Ojo del Zar, entre muchas otras. Incluso, Manuel Moretti perpetúa a este bar en la letra de “Aire”: Te busqué pues cada vez que te encontré y en tus ojos no vi brillos como aquellos del show en el Tinto bar, cuando me viste cantar.
El Tinto, recuerda Damián, era un lugar ideal porque ahí no sólo podía tomar algo con amigos, sino que también tenía la posibilidad de elegir los discos que sonarían a lo largo de la noche. Eso sí, ese privilegio solamente funcionaba de lunes a viernes, ya que los sábados el dueño de la musicalización era Rudie Martínez. “En muchos casos, nosotros, rockeros ortodoxos, generábamos actos de violencia y empezábamos a los gritos de poné Rock and roll, pero el señorito quería poner música tecno”, describe García Toro entre risas.
A diferencia de lo que habitualmente sucede, en aquellos tiempos Damián sabía que ese bar sería recordado como uno de los tantos mitos de la ciudad: “Era un boliche 100% rockero que se convirtió en una especie de cofradía. Yo tuve la suerte de haber estado en el lugar justo, en el momento indicado”. Quizás es por ello que García Toro asegura que todo aquel que frecuentó El Tinto tiene alguna anécdota divertida para contar.
A principios del nuevo milenio, el boliche de 49 y 10 cerró sus puertas. Sin embargo, ni los dueños del bar, ni Damián García Toro se equivocaron en sus premoniciones: El Tinto se convirtió en un capítulo obligatorio de la historia del rock platense.
De Garage - Abril de 2010
(siempre es mejor la versión en papel)
5 comentarios:
buenisimo el tinto! pero el verdadero tinto duro desde el 91 al 97hasta que lo vendieron a los duenios del studio .
el tuco y piero fueron el alma del tinto tambien la gente que laburaba , silvina[la moza] ,rudie ,mariano y mas.
love!
Sí, nos contaron de ese primer Tinto (el a Go Go!)... Realmente, es una pena que yo nunca haya podido ir... Será que nací tarde? :)
Saludos y gracias!
uuuuuuuuuuuu che me acaban de pasar la dire de esta nota.......soy piero,que bueno que se acuerden! un abrazo desde londres.
Hola Piero!!!
Qué loco y lindo que te hayan pasado el link! Ahhh... me puse re contenta!
muchas gracias y abrazos!
(qué hermoso debe ser londres...)
Eeehhh piero!!! que buenos tiempos aquellos!! me alegra saber que llegaste a londres, jajaja! Era parte del plan :) Realmente fue zarpado compartir aquella época con uds!! El Tinto a go gó, no era nuestra segunda casa... era la primera, jajaja!!
abrazos grandotes y toda la suerte del mundo!
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