Por Caro Sánchez Iturbe
Foto: Zanarenco
Hay quienes dicen que crecer implica despojarse de todo aquello que sobra y que, por innecesario, molesta. Así, el síndrome de la madurez llega para reconciliar al cuerpo con su desnudez, aliándolo con sus complejidades y llevándolo a mostrarse tal cual es. Y algo así es lo que Thes Siniestros juran que les ocurrió. Después de seis años de actividad ininterrumpida, de haber sido la banda ideal para musicalizar cuanta fiesta frenética hubiera y de haberse convertido en forasteros sin tierra, los últimos días los encuentran sin antifaces, entregados a una versión menos rebuscada de sí mismos, donde simpleza y sinceridad es lo que ahora en verdad vale.
“Es natural lo que nos pasó. Uno cambia. Yo no soy el mismo que cuando empecé a tocar”, escupe Marto (guitarra y voz) a la vez que reflexiona acerca de cómo su banda eligió dar un volantazo y dejar atrás los paseos por las rancheras mexicanas, el rockabilly del que siempre protestó y el rock surf para ahora encontrarse con “Los últimos días”, su tercer disco que, de la mano de la experimentación por nuevos pasajes sonoros, retrata justamente eso: el nuevo período de Thes Siniestros. “Nos da un poco de cosa ver a músicos que una vez que encontraron una fórmula la repiten hasta el hartazgo y sacan un montón de discos iguales. O que se presentan en vivo a los 40 años y se hacen los adolescentes porque no lograron liberarse. El tiempo pasa para todos. No hablamos de volverse viejos, sino de buscar otros caminos”, completa Juan Irio, la voz cantante, además de bajista, de la banda. Y entonces, Marto redondea: “No queremos convertirnos en una banda de covers de nosotros mismos. Hace unos años atrás, Juan me dijo Si dentro de 20 años seguimos tocando “El baile de Jesucristo”, me corto las bolas. Y es verdad”.
Sentados en la trastienda de Ramona Flaver, el local full color, Flav (batería), Marto y Juan, los tres muchachos que fundaron a Thes Siniestros aseguran que la mutación es algo que estuvo presente en la banda desde sus primeros días, cuando acordaron hacer un proyecto que no tuviese definido de ante mano hacia adonde iba a ir, sino que contara con la libertad de buscar nuevos caminos. Es que según Juan “en el arte no se puede dejar de lado la búsqueda. Si elegís un sonido y te quedas ahí, perdes esa magia que tiene la exploración”. Así, después de un “Ritmo Vértigo” que reunió las primeras canciones de la agrupación platense y de los “Campos de Satán” que supo convertirse en un disco conceptual, la llegada del tercer trabajo discográfico necesitaba ese aire renovado que es condición primordial del arte: “Queríamos despojarnos de esos personajes que nos daban las máscaras, queríamos ser un poco más nosotros y no estar tan atados a lo que era la estética Siniestros, que nos vinculaba mucho con México, con el Gauchito Gil, con el rockabilly, que es un género que a nosotros no nos representa. Y en este disco no fue que buscamos no sonar a rockabilly, sino que mostramos lo que estaba haciendo la banda en ese momento y eran estos temas. Para nosotros se dio una liberación y una especie de reivindicación al demostrar que no somos una banda que se pueda encasillar”, explica el cantante.
Aunque desde afuera pueda parecer que los Siniestros cambiaron direccionalmente de rumbo, los músicos juran que para ellos poco hay de eso. “Para nosotros no hay una gran transformación. Fue tan paulatino, tan natural. Los dos discos anteriores nos llevaron a hacer esto. Es parte de un proceso. Por eso, no veo a Los últimos días como un disco de ruptura, es el devenir de la banda”, sintetiza Marto. A su lado, Juan asiente y cuenta cómo en los ensayos el sonido fue encaminándose hacia lo que ellos llaman “psicodelia regional” (“que en verdad es algo sin definición”). Entonces sí puntualiza cuáles son los dos elementos que mutaron: las letras y la forma de cantar. “Ya no se imposta la voz, ya no hay un personaje. Y las letras tienden hacia algo más poético. Ya no contamos la historia del gaucho que baja al infierno, ahora se habla del amor, de la separación, del dolor, de cosas más terrenales”, dice. Otro de los elementos novedosos en la banda es su formación, que hace dos años dejó de ser trío para devenir en un cuarteto de músicos con la incorporación de Dobro, el tecladista, que está desde la grabación de “Campos de Satán” y que obligó a componer diferente.
Y como toda etapa nueva, éste período de Thes Siniestros llega con balance del anterior. Balance del que Juan se hace cargo: “Las máscaras nos dieron la posibilidad de ser tres ignotos haciendo música, pero a su vez nos quitaron más de lo que nos dieron: nos encasillaron y nos limitaron a ser la banda de los enmascarados. Sacarnos las máscaras nos dejó ser más honestos con nosotros. Ya era un peso ser enmascarados”.
MySpace: www.myspace.com/thessiniestros
Para descargar el disco: http://thessiniestros.bandcamp.com/
* Thes Siniestros presentará su nuevo disco el viernes 18/11 a las 20 en el Auditorio del Pasaje Dardo Rocha (50 e/ 6 y 7).
Franceville agenda pocket – Nº 59, octubre de 2011
(siempre es mejor la versión en papel)
2 comentarios:
Impecable su trabajo, como siempre...
Muchas gracias, don Zito!
es un placer que le guste.
Abrazos!
Publicar un comentario