Chico Ninguno, Camión, La Patrulla Espacial, Reno, Antolín, Diegomartez, Cuco, Gustavo “Tano” Caccavo y Valeria Laferrara le rindieron tributo a Nick Drake a través de ocho canciones versionadas que conforman "Detrás del sol", un disco que reúne interpretaciones de las canciones del cantautor inglés.
Por Carolina Sánchez Iturbe
Fotografía gentileza de Nacho Babino
La Plata, noviembre 22 (Agencia NAN-2011).- Nick Drake es un nombre que no todos logran recordar. La depresión no vende y bueno, Drake y su música eran verdaderamente depresivos. Pero también eran profundos, especiales como la mirada de alguien que no quiere venderle nada a nadie. Así, cada tanto hay algunos pocos que se acuerdan de Drake, pensándolo como un genio al que tal vez ningún productor logró comprender lo suficiente. Y eso fue lo que pasó el viernes por la noche, cuando algunos músicos platenses creyeron que era momento de rendirle homenaje al muchacho inglés de ojos rasgados, versionando sus canciones para espantar al olvido.
Reunidos por De Garage, la publicación que se dedica a narrar la prolífica escena rocker independiente de La Plata, doce artistas emprendieron hace dos años la tarea de encontrarse con Nick Drake (o reencontrarse, si es que acaso tenían el placer de conocerlo), bucear en su breve pero fértil discografía, seleccionar una canción y adaptarla a sus propias sensibilidades y tiempos. Todo eso pasó y “Detrás del sol”, el disco que reunió todo ese trabajo, se grabó. Así, con las tintas frescas y la agitación tras la corrida que es necesaria para llevar a cabo cualquier tipo de producción independiente, más de un centenar de ejemplares del long play se distribuyeron orgullosos el viernes sobre una mesa junto a la entrada al auditorio del Centro Cultural Islas Malvinas y desde ahí esperaron a que los músicos revelaran lo que esa grabación guardaba.
“Al entrar en el mundo de Nick Drake, como me pasó al comenzar mi versión, es imposible no ponerse muy triste. Pero no es una tristeza común la que te regala su obra, sino una tristeza dotada de una belleza increíble que es difícil de alcanzar pero que vale la pena conseguir. Como entrar a un tren fantasma o a la casa del terror más hermosa del mundo”. Cerca de las 21 y desde un vídeo que se proyecta contra el escenario del lugar, Antolín cuenta su acercamiento a Drake. Junto a él, Buki Cardelino (Camión), Tomás Vilche, Koyi Kabutto, Reno, Tato Alcaraz (Chico Ninguno), Diegomartez, Leíto (Cuco), Gustavo “Tano” Caccavo, Valeria Laferrara y Juan Irio hacen lo propio. A lo largo de la proyección, en todos recae el peso de la tristeza y de la introspección del músico inglés, aunque también están presentes sus virtudes como guitarrista y la experimentación sonora que se permitía abordar.
Luego del vídeo de presentación, empieza la maratón. En menos de tres horas, nueve de los doce músicos del disco deberán tocar las canciones de Drake y algunos temas propios. Así, no es mucho el tiempo que Tomás Vilche se toma para acomodarse y, junto a La Patrulla Espacial --la banda que lidera--, interpretar una lograda versión psicodélica y en habla hispana de “Know”. Probando sonido a la par que la canción se desarrolla, la banda no termina de acomodarse cuando, tras interpretar dos de sus canciones, ya se tiene que bajar del escenario. A partir de ese momento, el tránsito es constante. Los músicos se mueven sobre el escenario al ritmo del reloj, a la par que el público entra y sale del auditorio para fumar algún que otro cigarrillo que nunca logrará terminar antes de que un músico nuevo se apostre en el centro de la escena del lugar.
De ese modo, el Tano Caccavo y Valeria Laferrara dan rápida continuidad a la noche de Drake desde dos sillas en las que se sientan para entonar, acompañados por el teclado de Leandro Giordano Echegoyen, la canción que le da nombre al disco: “Things behind the sun”. La afinada voz de Laferrara llena el espacio, conmoviendo a la par que cada una de las estrofas es pronunciada en inglés. Detrás de ellos, y durante toda la noche, proyecciones de imágenes de Drake entremezcladas con burbujas de colores y movimientos de árboles completan la escena. Poco después, Diegomartez, otro cantante que sorprende por las virtudes que resguardan sus cuerdas vocales, toma la posta dando vuelo a su interpretación de “From the morning”, una versión acústica que, al igual que la anterior, puede prescindir del exceso de sonoridades e instrumentos musicales sin, por ello, dejar la impresión de melodía desnuda en quien la oiga.
Hacia la mitad de la noche, llega Camión dispuesta a quebrar el tono intimista que Caccavo, Laferrara y Diegomartez habían logrado establecer. La creación de atmósferas asfixiantes que se acentúan con los golpes de las guitarras distorsionadas hace de “River Man” una de las versiones en las que es posible imaginar la densidad que podría haber sentido Drake inmerso en su introspección. Luego, es el turno de “Fly”, la canción a la que eligió ponerle su sello Antolin. Una vez más, el intimismo se apropia del escenario, mientras que el artista juega a entonar los versos como si se tratasen de lamentos. En el mismo sentido, lo siguen Reno y su versión ultra rasgueada de “Three Hours”, que sólo es interrumpida por la caída de un papel enorme que, desde el fondo del escenario, hacía las veces de pantalla gigante.
Cerca del final, Cuco se trepa al escenario dispuesta a interpretar “Pink Moon”. El grito gutural de Leíto, el cantante de la banda a la que alguna vez retaron por “hacer ruido” en Radio Nacional, despierta al público, obligándolo a mirar de frente el homenaje que se lleva adelante. Lo tribal pasa a ser protagonista, abriendo las puertas hacia la utilización de sonidos impensados que conducen hacia un cantar dulce que, de a ratos, estalla en gritos violentos. Después de presentar su versión de Drake, Cuco sigue con su ritual. Leíto se acomoda en el centro del salón y desde ahí invoca a Grace Zabriskie, una de las actrices de David Lynch, todo para luego volver al escenario y tocar una canción instrumental que parece electrificarlo al punto de hacerlo saltar. Con un público que de a ratos emite aullidos, la banda se despide y Chico Ninguno se hace cargo de la escena. Mixturando la electrónica que suele utilizar en sus composiciones con su costado más acústico, Tato Alcaraz (el cerebro de Chico Ninguno) realiza una versión en español de “Place to be”. La guitarra y el cello se encuentran con las programaciones que Paco Salazar dispara desde una computadora y nada desentona.
Después de la psicodelia, el intimismo, la densidad y el grito tribal, llega la esperanza mientras Alcaraz entona: “Cuando era joven, nunca vi la verdad colgando de la puerta; ahora soy más viejo y la veo cara a cara”. Como si después de que nueve músicos entonaran canciones dedicadas a él, Drake se atreviera a salir de detrás del sol y así, por fin dejarse ver.
Web: http://www.degarageweb.com.ar
Agencia NAN (www.agencianan.com.ar)
5 comentarios:
hola soy tomás vilche,
la banda no era la patrulla espacial.
estaba conformada por:
-maxi prietto: guitarra
-marco domini: guitarra
-julian rossini: teclado
-imanol sanchez: bateria
-yo: bajo y voz
los temas tampoco eran de la patrulla. arriba hay un link donde se pueden escuchar en formato demo.
salud!
Tomás!!! mil gracias por la aclaratoria! A veces, me es difícil ser precisa entre tantos músicos. Es bueno que se hagan estas aclaraciones y que se sigan corrigiendo los errores que pueda haber cometido.
Como sea, sí sé con precisión que fue buenísimo lo que hicieron con su banda durante esa noche.
Abrazos!
El disco se puede descargar de algún lado? quiero escucharlo...
Hola Bell!
Aún no han colgado el disco completo para que sea descargado. Sí hay algunos temas sueltos dando vueltas por ahí (el de Chico Ninguno está en la web).
Al disco lo están vendiendo en San Telmo (en el ciclo Hay que salir del agujero interior, que se hace en Guebara Bar) y en La Plata, en La Disquería.
Abrazos!
Gracias! Cuando vaya a Buenos Aires visitaré esos lugares, por ahora me conformo con el formato digital :)
Un beso!
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