Por Caro Sánchez Iturbe
Foto: Juan Borgoni
Diseño de la nota en la revista: GADE
“Él es el lugar donde todo empieza para mí, y sin él apenas sabría quién soy. Nos conocimos antes de que supiéramos hablar, bebés con pañales gateando por la hierba, y antes de cumplir los siete años ya nos habíamos pinchado los dedos con un alfiler y nos habíamos hecho hermanos de sangre para toda la vida”.
“La habitación cerrada”, Paul Auster
“Esta ciudad tiene un montón de huellas de cosas que ya no están, que se ven por momentos. Si prestas atención, está llena de símbolos y de guiños de antes. De vías que en el pasado fueron del tranvía y que ahora las pisas para ir al supermercado de los chinos. Son esas ciudades invisibles que están por todas partes”. Laureana Cardelino, de ahora en más Buki, selecciona imágenes y, deteniéndose en ellas, representa el trabajo de la banda a la que le pone voz, Camión. Como en esos juegos donde está prohibido mencionar la respuesta y sólo se pueden enumerar adjetivos que, como pistas, permitan adivinar cuál es el sustantivo equivalente, Buki no describe a su música a partir de los sonidos, sino a través de postales imaginarias capaces de encerrar una gran cantidad de detalles pero que, a simple vista, constituyen una única estructura. Y lo de Buki no es arbitrario. Es que, en definitiva, la música de Camión es eso: un paseo por un montón de edificios que, en la vorágine, podrían pasar inadvertidos pero que en el interior resguardan complejidades que los hacen únicos. Complejidades que se traducen en melodías dispuestas a encontrarse con los matices y las sonoridades para abrir camino a una serie de pasajes literarios que se transforman en versos y donde la música es quien en realidad define a los músicos.
Hace poco más de dos años que Camión está en marcha. Y aunque ya sea una banda con recorrido en La Plata, recién ahora editó su primer larga duración, “Ciudades Invisibles”, el disco que reúne a buena parte de esa serie de imágenes simples y detallistas que construye la banda y que fue bautizado de ese modo a partir de una canción homónima. “Ciudades Invisibles fue el último tema que grabamos y terminó dándole nombre al disco porque fue indiscutible”, dice Buki. A su alrededor, Gato Belazaras (bajo), Mauro Cardelino (guitarras) y Mauro Aramburu (batería) asienten a la par que detallan cómo esa canción logró resumir lo que querían contar a pesar de haber surgido casi de una manera espontánea. “Al tema lo habíamos zapado un par de veces en el ensayo y, como estábamos en el proceso de grabación, yo les dije a los chicos que lo grabemos. Después de eso, hicimos una segunda grabación en la que seleccionamos qué iba y qué no y lo fuimos arreglamos. Y entonces ya estaba listo, No tuvimos que buscar mucho la canción, salió”, sostiene Buki, describiendo un proceso que tranquilamente podría funcionar para ejemplificar de qué se trata un momento de inspiración.
Pero no sólo por su cualidad de inspirada es que Ciudades Invisibles se transformó en resumen de las diez canciones que contiene el disco, sino que también por la narrativa que acompaña a esa melodía fresca y que hace honores a la Ciudad de Cristal, de Paul Auster. “En esa novela corta, Paul Auster va por Nueva York haciéndose pasar por él mismo con la tarea de investigar una cosa y, de repente, la ciudad se lo come. Hay un juego muy borgeano, como de un ajedrez, un mapa de la ciudad por donde él tiene que ir buscando pistas, pero el tipo se pierde y no sabe ni quién es. Mira y no ve lo que antes veía. Eso estuvo funcionando en la elaboración de la idea o de la imagen de la canción. Así, la letra termina diciendo desde el aire todo tiene raíz, que es como un desprenderse, un ir caminando y tener una visión así”, asegura Buki. Entonces todo vuelve al principio, a esa ciudad llena de huellas, de símbolos y de guiños que en Camión funcionan como las pistas que Paul Auster atravesaba en Nueva York y que no hacen más que llevar directo a un camino de recovecos con nuevas perspectivas desde las cuales observar.
En busca de esas nuevas perspectivas es que Camión emprendió la profundización del lenguaje de la banda, limpiándolo de todo lo que sobrara y dejando en él lo único que realmente importa: la hermandad de sangre con la obra. “Estamos re pendientes que sea una cosa natural y fluida, preocupada por la música y por la letra, por el qué decir. No me copa el que se para y dice cualquier cosa. Yo puedo decir cualquier cosa, pero por lo menos me ocupo de que lo que diga sea eso y no otra cosa. Letra y música tienen el mismo mecanismo: simple, directa y con un vuelo desde lo sencillo, como cuando con dos o tres palabras te dejan tecleando”, explica Buki y pronto uno de sus compañeros la sigue: “Se trata de una simpleza que llega más de la manera de hacer. Los temas no son armónicamente complejos, son re cuadrados, por donde los mires es lo mismo, pero nos preocupamos por buscar la belleza desde otro lugar”, dice Mauro Cardelino, a quien Buki, señala como “la parte experimental del sonido”.
Ahora, luego de más de un año de preparación, las Ciudades Invisibles de Camión están listas. En la tapa del disco, la imagen es explícita: un edificio que posee varias docenas de ventanas en apariencia idénticas pero llenas detalles distintivos. La imagen de, como diría Buki, “una ciudad que pueda ser cualquier lugar” pero que en verdad es ésa ciudad en la que, al prestar atención, se alojan pistas como en una canción de Camión.
MySpace: http://www.myspace.com/camioncamion
Franceville agenda pocket – Nº 58, septiembre de 2011
(siempre es mejor la versión en papel)
4 comentarios:
Muy bueno todo, nota y disco, simple y conciso.
Gracias, señor. El disco, verdaderamente, es bueno bueno. Da gusto así, vio?
La verdad es bueno escuchar a personas que se preocupan por lo que transmiten. Creo que una de las cosas que caracterizaron a los Redondos justamente fue la insistencia incansable del Indio que no se conformaba con un buen sonido. Es la calidad del mensaje y la armonia del conjunto
Sin dejar de hablar de la fuerte connotación social de sus letras
y la calidez de las ideas que expresaban. Lo mas difícil al subirse al escenario no es cantar sino que y para que. Hay un publico que espera y si no sabemos que quiere estamos jodidos y vamos a empezar a firmar en blanco. El destino sera aleatorio.
P.D.: la foto esta genial.
Abrazo.
Hola Jorge! Es verdad, está buenísimo ver gente que se preocupa por qué contar y cómo contarlo. De eso se trata, me parece, finalmente todo. Fijate lo que dice Astarita en la nota que sigue ("Háblame del cielo"). Resume a la perfección de qué se trata esa búsqueda que está más allá del sonido.
Muchas gracias!
Abrazos!
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